Por: Rodrigo Alonso Paniagua G – 2018
El dinamismo propio de la economía, tanto como los cambios en el medio ambiente y sus efectos, plantean retos cruciales para el sector eléctrico colombiano.
Se trata de asegurar la prestación de un servicio público, que resulta fundamental para el bienestar colectivo, en condiciones de eficiencia-precio, confiabilidad y sostenibilidad social y ambiental.
Para lograrlo es preciso reconocer el papel fundamental que juegan factores como la conformación de una política de Estado, que entienda al sector de una manera integral, no simplemente conformado como una suma de subsectores aislados; de una regulación ajustada a las necesidades de la demanda y a la dinámica necesarias para ajustarse a los cambios; y que facilite la coordinación eficiente de los organismos de planeación, regulación y supervisión. El interés ha concentrarse en la articulación de todo el sector energético, en la superación de la desagregación y la falta de conexión entre los diferentes subsectores, con el fin de alcanzar una canasta energética para Colombia eficiente y limpia. (Corredor, 2012).
Por su parte, el sector eléctrico tiene que fortalecer su capacidad de planeación, de trabajo en conjunto, de relación con los diferentes organismos del orden nacional y regional encargados del manejo del medio ambiente, de la identificación y resolución de los riesgos sociopolíticos que afronta, en especial, cuando se trate de la construcción de grandes proyectos hidroeléctricos.
La matriz eléctrica del país depende en grado apreciable de la energía hidroeléctrica, considerada fuente renovable, vale la pena no olvidarlo, que cuenta con una capacidad instalada estimada en un 70% del parque de generación eléctrica. Aunque este nivel no tienda a cambiar significativamente en el corto ni en el mediano plazo dada la capacidad potencial con la que aún cuenta el país en materia de recurso hídrico, la consideración de la Organización de las Naciones Unidas al ubicarnos como el tercer país del mundo en el orden de vulnerabilidad frente al cambio climático, obliga a considerar como sustancial la diversificación de la matriz con la clara intención de asegurar el suministro del servicio eléctrico aún en los momentos de sequía, originados en el efecto del fenómeno del “El Niño” o calentamiento de las aguas del Pacífico oriental ecuatorial.
Carmenza Chahín, en la XXXV Conferencia Energética Colombiana, Enercol 2018, realizada en octubre pasado, pronosticaba una posible reducción de entre 6% y 7% de la energía proveniente de centrales hidroeléctricas como consecuencia del cambio climático. En su concepto, en las nuevas construcciones de los embalses habrán de considerarse no las precipitaciones históricas, sino las previstas. مواقع روليت
La Agencia Internacional de Energía proyecta que para el año 2040 el treinta y siete por ciento de la generación de electricidad mundial se basará en fuentes renovables, no convencionales en la actualidad, con particular énfasis en generación eólica y solar.
La ley 1715 de 2014 y su reglamentación han incentivado el desarrollo de las energías renovables, no convencionales, limpias y económicas. Lo ha hecho, entre otros medios, al declararlas de utilidad pública e interés social; crear el Fondo de energías no convencionales y de gestión eficiente de la energía, con el fin de financiar programas de fuentes de energía no convencional; otorgar incentivos a este tipo de generación, permitiendo deducir de la renta, por cinco años a partir del año gravable en que se haya realizado la inversión, el cincuenta por ciento del valor total de ésta; al permitir la depreciación acelerada de activos; así como conceder el incentivo tributario de exención del pago de los derechos arancelarios en importación de maquinaria, equipos, materiales o insumos; pero, muy en especial, al permitir la incorporación de estas energías no convencionales y renovables al sistema interconectado nacional (SIN), aumentando por esta vía la posibilidad de generar un mercado mayorista más competitivo, en el que grandes y pequeños usuarios podrán generar, autogenerar y vender sus excedentes.
Todas las transacciones originadas en estas fuentes se incorporarán en la red de distribución a la cual deberán conectarse los usuarios generadores y autogeneradores, razón por la cual la Comisión de Regulación de Energía y Gas –CREG- deberá publicar un nuevo reglamento sobre el servicio de distribución en el primer trimestre del próximo año, con miras a establecer con toda claridad las reglas del juego en la prestación del mismo (Alzate,2018).
Según Javier Andrés Martínez (2018), Subdirector de Energía de la Unidad de Planeación Minero-Energética de la UPME, existen proyectos de generación de FNCER por más de 2000 Mw listos para participar en la subasta de energía media o de renovables no convencionales, convocada para principios de 2019.
No obstante, aún no hay acuerdo entre los agentes generadores en torno a la bondad de la actual metodología del cargo por confiabilidad, que según los propietarios de los proyectos basados en FNCER aún no les aseguraría la viabilidad de los mismos; no obstante, que para los dueños de fuentes convencionales de energía, el ingreso de los nuevos agentes – justamente los de FNCER- les podría implicar una reducción significativa de los ingresos con los cuales evaluaron la rentabilidad y la viabilidad de sus inversiones.
En cuanto al sector de gas se ha concebido un modelo de expansión – Plan Indicativo de Abastecimiento de Gas Natural, diseñado por la UPME- que deberá habilitar a la industria para la atención de las necesidades del mercado doméstico –los hogares- como también de las centrales térmicas a gas, sin descartar las importaciones necesarias para lograr suficiencia y precios adecuados. Aumentar las reservas de gas exige tomar decisiones que hagan viables la exploración y la producción dentro del país y costa afuera. La Planta de Regasificación del Atlántico, ha suministrado gas natural a las térmicas, aunque a precios ciertamente elevados, pero aún se necesita construir la Planta de Regasificación del Pacífico, con el fin de avanzar en la confiabilidad y la seguridad de abastecimiento de gas. العاب تجني منها المال
Luego de la emergencia y el atraso sufrido por Hidroituango y con el fin de asegurar el cubrimiento de la demanda hasta el 2022, la CREG dispuso de la realización de una subasta de Cargo por Confiabilidad para el período 2022-2023, la cual se llevará a cabo en enero de 2019.
En resumen, el país debe contar con una política de Estado, con un nuevo Plan Energético Nacional (PEN) – el último se expidió hace once años- que trace el camino a seguir por todos los subsectores: petróleo, gas, carbón, energía eléctrica renovables convencionales y no convencionales. Un plan que defina una política pública, que aglutine los esfuerzos de todas las entidades del Estado, es decir, de uno que facilite la administración integral y eficiente de los recursos de todo el sector.
Es conveniente diversificar la matriz de generación de energía eléctrica, incluyendo proyectos térmicos y de energías renovables no convencionales, sin olvidar que la generación hidroeléctrica también clasifica como renovable, y que el país sigue contando con un gran potencial de desarrollo de este tipo de generación y, que por lo tanto, hay grandes posibilidades de ejecución de nuevos proyectos hidroeléctricos, con considerable capacidad instalada y energía media. Los riesgos, nunca han sido y no serán jamás del todo evitables, pero que pueden asumirse identificándolos plenamente, valorándolos en su justa medida y, mitigándolos y gestionándolos de manera adecuada. كيف تربح بالروليت
En el siguiente cuadro se intenta resumir los que para Acolgen constituyen los principales retos del sector eléctrico:
Actores como Empresas Públicas de Medellín, cuentan con el conocimiento y la experiencia, ahora más que nunca, para ejecutar proyectos de gran capacidad instalada y energía media.
¿Vendida ISAGEN al Fondo de Inversiones Brookfield, una multinacional canadiense, qué otra empresa diferente a EPM, se atrevería, a pesar de todo, a invertir en proyectos de alto riesgo? Cabe esperar, ojalá así sea, que en el caso de Hidroituango, una vez superados sus riesgos críticos y conocido al final del año el estado de la casa de máquinas, se pueda reiniciar la construcción y conseguir, aunque sea con retraso de tres o cuatro años, la concreción de la primera fase de esa gran obra de la ingeniería nacional, fundamental para el sector eléctrico y para el bienestar de todos los colombianos. De los aciertos hay que disfrutar, de los errores, aprender.
Anexo: Algunas importantes cifras del sector eléctrico colombiano.